ANIVERSARIO DE LA ESCUELA DE VEGA
Este año se cumple el 75 aniversario de la construcción
de la escuela rural de Vega de Anzo. Un día ya lejano de 1928
Don Martín González del Valle y Fernández Miranda,
el Marqués de la Vega de Anzo, acudió a la inauguración
de esta obra que él mismo había financiado. Cuentan
los mayores que aquel fue un gran día de fiesta, con merienda
y pasteles incluidos, en el que se dieron cita todos los vecinos del
pueblo y los alrededores. El maestro, para impresionar al Marqués,
había aleccionado a Julita, una niña de apenas seis
años, para que contestara certera y graciosamente a cuantas
preguntas le formulaba en presencia de Don Martín, que debió
quedar satisfecho, pues enseguida echó mano de la cartera para
darle a la niña unas monedas. Aquella niña es ahora
mi abuela, y su escuela es también la mía, pues, aunque
jamás estudié en ella, siempre fue el escenario favorito
de mis juegos infantiles.
Cuentan que Don Martín era una persona generosa y muy querida
tanto en Vega como en la villa moscona. El parque de Grado alberga
un monumento en su memoria erigido por suscripción popular
y obra del reputado Víctor Hevia. En la parte posterior del
monumento y bajo el escudo del marquesado, hay una dedicatoria donde
se afirma que “su acción benéfica y cultural dejó
profunda e imborrable huella en este concejo”. Especialmente
generoso fue con el pueblo que daba nombre a su marquesado, además
de la escuela, donó los libros para crear la biblioteca de
la asociación cultural “La Moral”, que como tantas
otras cosas se perdió cuando la Guerra Civil. En 1930 compró
y también cedió al pueblo la antigua fuente de los seis
caños de Pravia, pero la apasionante historia de esta fuente
me la reservo para otra ocasión.
Volvamos a la escuela, emplazada a pocos metros de la carretera nacional,
junto a la capilla de San Pedro y al lado mismo de un bosquecillo
de encinas, en una finca que en su día donó un vecino,
Marcelo González, al que mataron los moros durante la guerra
a la puerta misma de su casa de La Piñella.
En sus mejores tiempos la escuela tenía más de sesenta
alumnos de Vega pero también de Sobrepeña, La Caborna,
Llera e incluso alguno de Santa María de Grado, porque aunque
allí había también escuela, el maestro tenía
fama de pegar demasiado a sus pupilos (aquellos eran otros tiempos
y no como ahora que los profesores no pueden ni reñir a los
chavales por miedo a que les denuncien por maltrato psicológico,
pero esa es también otra historia).
En la década de los setenta la escuela de Vega se cerró,
pero hasta no hace muchos años se conservaban allí sus
pupitres originales que se recogieron en un almacén municipal.
Ahora el edificio sólo se utiliza una vez al año para
la misa de San Pedro, pero ¿tan descabellado resulta proponer
que se rehabilite imitando una escuela tradicional y asociada al museo
etnográfico de Grado?
Hacía mucho tiempo, demasiado, que no subía a la escuela,
lo hice el pasado lunes. El paisaje de Vega ha cambiado mucho con
las obras de la nueva autovía. Hoy, los restos de la casa de
Marcelo en La Piñella descansan bajo toneladas de tierra, allí
cerca se acaba de colocar el primer viaducto de esta carretera y todo
esta lleno de maquinas y obreros. Me habían dicho que un camión
de las obras había dañado la escuela, pero aunque vieja
y herida, pude comprobar aliviado que sigue en pie, esperando a que
reparen el pequeño destrozo y a que la retejen.